agosto 03, 2024

El primer cumpleaños del resto de mi vida

Cada que fue mi cumpleaños tuve un pastel.

Mi mamá casi siempre lo hacía. Aveces era un gran HOT CAKE, más reciente un delicioso pan de elote casero, y hasta una vez fue a comprar un rollo helado.

Pero cada año tenía mi pastel. Y por más de 3 décadas, de vela estuvo "La Peables". Una vela que cuando cumplí 8 años, mi tío, hermano de mi mamá, llevó con un pastel delicioso. Esa fue la única vez que mi mamá no me tuvo pastel. No se si le pido a mi tío que lo llevara, o de  el nació, pero se que esa vela con forma de la bebé de los Picapiedra, representaba todo lo especial que es mi cumpleaños.

Mi mamá creía firmemente en que tu cumpleaños es y debe ser un día muy especial. Tu día. Tu cierre y arranque. Tu mayor muestra de auto-felicidad.

Tanto, que se aprendía las fechas de cumpleaños de cada persona importante en su camino.

Cuando cumplió 50, 60 y 70 años tiramos la casa por la ventana para festejarla... ella merecía cada regalo, cada abrazo y cada minuto invertido en celebrarla.

Mi mamá siempre le llamó a cada amistad y cada familiar en su cumpleaños. Y cuando tuvo WhatsApp, les escribía. Pero nunca olvidaba los cumpleaños.

Se que ella fue huérfana de mamá desde los 2 años. Y aunque tuvo familia que la amaba y la cuidaba, como sus hermanos, tenía ese vacío que a la vez la hizo ser la mejor mamá.

No hubo un cumpleaños en el que no me hiciera sentir especial, única y amada.

Y no con dinero. Cundo había, vaya que celebraba, pero hubo algunos años que su economía era muy limitada, pero siempre hubo pastel con velita para pedir deseos.

Su último cumpleaños lo festejamos con el mío, y sí, tiramos la casa por la ventana.

Mamá, no se como voy a poder celebrar este cumpleaños sin ti.

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