Sr., Sra. y padres de familia:
No puedo darle un abrazo o un beso en su mejilla honesto, pero desde aquí y pensando como su hijo(a) lo quiero hacer, deseando de todo corazón que sus lágrimas sean escalones para nuevas generaciones.
Su dolor, su orgullo y su amor no puedo ni imaginarlo; no tengo hijos, pero tengo sobrinos por quienes daría mi vida para verlos crecer felices, sanos y llenos de sabiduría para compartir. Quisiera mitigar con estas palabras lo que está sintiendo por su hijo(a), una víctima. Pero no es mi objetivo principal...
Quiero animarle a seguir una lucha de justicia y paz. Quiero que transforme su rabia en fuerza mental y la canalice para prevenir o para terminar con tanta injusticia.
En usted está enaltecer y dignificar las consecuencias de la violencia, la corrupción, los derroches y la maldad. En mi y otros más está ser inspirados para apoyarle y darle nuestra mano.
Usted no está en soledad; necesitamos que su voz pase de ruido a sonido para que muchos nos demos cuenta que su tristeza no debería existir.
Su hijo(a) no fue víctima para dejarle en el olvido; su hijo(a) merece que en su nombre terminemos con tanta porquería.
Se que día a día la cultura debe evolucionar. Se que mientras usted o los que empatizamos con su situación podemos hacer cambios en la educación, la economía y hacer efectiva la fraternidad; hay otros que no quieren perder su "bienestar". Son ellos los que deben entender que no están exentos (ni sus familiares) de formar parte de las víctimas... no lo estamos nadie.
Deseo de corazón que su lucha no se extinga hasta lograr justicia; cuenta conmigo, lleve mi indignación en su sentir.
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