marzo 07, 2011

La magia de las Rosas

Nací un día de las rosas... un 30 de agosto, día que se celebra a la flor más simbólica, tanto por las metáforas en su forma, como el significado que aportan sus espinas, sus colores, su fragilidad y su olor.

La rosa es un símbolo del amor en muchas culturas; para mi es un honor mi nacimiento, con todo y que no la llevo en mi nombre, y por más que mi abuela le pidió a mi padre dejarlo, llevo ese y más significados diario en mi corazón... y en mi memoria.

Tal vez me digan "que cursi eres", honestamente no me importa, más no siempre sentí ese significado ni adopté su significante o entendí su signo... muchas veces consideré a las rosas como regalos cursis, vanales, efímeros y las vi como cadáveres... hasta que comprendí su valor real; en mi vida, en la naturaleza y en la humanidad.

La primera vez que recibí un ramo de rosas tenía 8 años... precisamente en la noche de mi cumpleaños. Era miércoles alrededor de las 11 PM y mi padre no pudo llegar a partir el pastel que mi madre había hecho y organizado con mi familia. Me entregó un ramo de rosas color "rosa Barbie"... y no entendí nada... sólo las vi un buen rato... y vi como se marchitaron con el transcurso de los días en el centro de la mesa del comedor.

Como a los 11 años recibí mi primer rosa roja; regresaba con mi madre de las clases de ballet, pasamos por una panadería y se nos antojó llevar algo dulce a la casa. Llegando al mostrador el señor encargado, muy parecido a Fred Gwynne a los sesenta y tantos, empacó nuestro botín y al entregarlo, tomó una rosa del florero improvisado con un vaso del mostrador. Le preguntó a mi madre si podía hacerme un regalo, sin ofender claro, ya que quería homenajear su belleza y la mía con la flor. No recuerdo exactamente sus palabras, pero vi en cámara lenta como con una sonrisa extendía la flor hacia mi. Salimos después de darle gracias y que nos deseara tener una noche feliz. Quedé impactada de la caballerosidad de aquel hombre... y no podía creer tener en mi mano una rosa que me decía "eres bonita y te pareces a tu mamá, sean felices".

No lo podía creer porque hasta ese día no me había sentido así... y semanas después, estaba yo erguida bailando por primera vez en un escenario por la noche y a calle cerrada, frente a gente que no conocía, con toda la confianza y la seguridad de que lo hacía bien... en un tutú rosa... mi familia me veía, sólo que no sabía que estaban ahí hasta que terminó la función, y practicamente fue la primera vez en mi vida que mi papá pudo llegar a un evento importante para mi. Mi mamá había hecho ese tutú, le había quedado horrible igual que todos los pasteles que hizo para mis cumpleaños y de milagro no se me cayó el chongo que me hizo a las carreras... me veía tan distinta a todas las niñas... además que fuí la única que no traía maquillaje... pero ese día me sentía preciosa, talentosa... y muy feliz.

Lo curioso es que Fred Gwynne es uno de los actores favoritos de mi papá porque de niño lo hizo muy feliz en "The Munsters"... y mucho tiempo después de encontrarme con aquel señor, vi la película "Pet Cemmetary", basada en un libro de uno de mis autores favoritos, al que mi papá reconoció mientras mis hermanos y yo estábamos enajenados y en un comercial nos contó como en su infancia, los vecinos explotaban su aparato de TV al hacer un mini cinito en su sala, cobrando la entrada a la gente de su cuadra. Y también lo curioso es que mi madre ha recibido muchas flores y rosas en su vida... no son su flor favorita, pero dice que mientras sean flores, es el mejor regalo que puede recibir mientras está viva. Hay tantas curiosidades en mi vida y en las personas que han cruzado... vaya que soy afortunada.

Otra ocasión, a un día de cumplir 15 años, mi mamá y yo fuimos al centro de la ciudad de compras. Como nos sobraba tiempo para recoger un encargo, unos jóvenes nos invitaron a la presentación de unos libros... vendían enciclopedias. Al terminar la exposición, además que mi mamá compró una convencida de que todos saldríamos ganando algo, uno de ellos, a quien recuerdo el más guapo y como de 22 años, me alcanzó y me dió una rosa roja que ni idea de donde la sacó, pero me dijo que tenía una mamá ejemplar y que no podía desaprovechar la oportunidad de agradecernos... dijo algo más concreto, no lo recuerdo exactamente porque me quedé idiotizada viendo sus ojos y su sonrisa... además que lucía galante en camiza y corbata, pero definitivo, todo un caballero, se despidió diciéndome un halago. Esa enciclopedia me ayudó en un buen de tareas... hasta la fecha la veo en un librero y recuerdo como ese jóven caballero me hizo sentir la adolescente más afortunada del mundo y su rosa me dijo "eres una pequeña dama... se feliz".

A unos meses de ese evento, en el primer semestre del bachillerato, encontré una rosa roja en mi asiento del salón. Toda una semana alguien me dejaba ese regalo, a los que tontamente terminé regalando o tirando a la basura. Después me enteré del autor y muchos años después entendí que hice muy mal en despreciar esos detalles, practicamente grosera y sin darme cuenta que lo hice en su cara... afortunadamente al terminar el bachillerato ya éramos amigos y más afortunadamente el es feliz con su esposa. Ya tenía novio, fingía ser ruda para sentirme diferente y pues tanta información e intercambio de ideas masculinas me tenían ocupada... estaba tan saturada, que perdí la magia de las rosas al verlas como cosas inservibles... además que lo último que quería que pensaran de mi, es que era cursi, vulnerable o débil.

Pero mi primer ramo de rosas rojas me lo regaló mi hermano mayor al terminar la entrega de diplomas en la graduación del bachillerato... producto de su primer trabajo estable. Es un conjunto de semientos y recuerdos tan profundos que llevo conmigo de ese día... me lo recuerdan fotos, el video que grabó la familia de una amiga, pero ese esfuerzo extra de mi hermano me hizo volver a apreciar la magia de las rosas... además del esfuerzo extra que hizo mi padre para estar presente, y no se diga el de mi madre... o el de mi otro hermano que fue a festejar conmigo y mis amigos... un momento que me hizo muy feliz en un momento muy difícil, porque tenía poco tiempo de haber terminado con el novio, me había peleado con mi padre y de paso, no sabía que vendría en mi vida... me sentía tan segura y eufórica que en las fotos sale mi brazo, específicamente la axila, empapando de sudor a mi vestido. Fue la última vez que asistí a un salón de belleza a que me peinaran y maquillaran... ese vestido lo diseñé y me ha costado mucho seguir en esa talla... y fue otra ocasión en la que vi a mi familia unida. Las rosas salen conmigo en muchas fotos.

Después tuve otro novio, en la carrera, que me regaló flores de origami, rosas hechas con servilletas deshechables... y me regaló una rosa natural en una noche de fiesta, en un lugar mágico. Las guardé muchos años, incluso después que terminamos la relación, hasta que un día decidí tirarlas a la basura, como una serie de espinas atoradas en mi corazón... y ahí volví a la idea de que no servían ni demostraban nada, más que una salida fácil y accesible para aparentar interés que encuentras a la venta en muchos lugares... una espina quedó clavada sobre otra y ni cuenta me di que las cargué por años... hasta que conocí la verdadera magia de las rosas.

La conocí hasta hace unos tres de años... cuando un día cualquiera llegó una persona especial a mi vida. Nos hicimos novios y otro día cualquiera, llegó con una rosa para mi. La vi por varios días y en cuanto se comenzó a marchitar decidí inmortalizarla... la dejé debajo de una enciclopedia, pero semanas después al sacarla, la encontré con moho... quería disecarla y enmarcarla, lo que no hice antes por las rosas que me habían regalado, además que esa primer rosa, porque vinieron un par más y hasta un ramo enorme, logró sacar las espinas que llevaba en mi percepción; mi padre, al igual que otros caballeros en mi vida sólo querían hacer algo por mi... un regalo que me hiciera sonreir. Vaya que ese ramo de rosas me hizo sentir la única y más feliz mujer del mundo; preciosa, importante, llena y plena.

Buscar la manera de provocar una sonrisa y sonreir si tuviste éxito es amar. Una rosa logra esa magia, la del amor, y un ramo, es una expresión más grande de amor... busca arrancar sonrisas. La intención real de quien regala, creo que nunca la conocerás a menos que te la haga saber... pero no tiene sentido tomar a una rosa o a cualquier flor como cadáveres... son un regalo que llena todos los sentidos... incluso el sentido de la magia real; la del amor que sonríe... porque también hay amor que entristece.

Coincido con mi mamá en que no tiene sentido regalar flores en un funeral, pero ambas lo hemos hecho como una cortesía y un acto de gentileza, porque muestran un respeto a lo desconocido, a la naturaleza, a la persona y a su familia... además que acompañan al dolor con su esencia... y también a la felicidad. En el funeral de mi abuela vi por primera vez en mi vida a mi papá sonriendo y platicando de ella con sus hermanos. Aveces imagino que ella los vio... y aveces imagino que así estaré yo en uno de los funerales de mis padres... incluso a solas en los de mis hermanos... los amo tanto que tengo mucho miedo a morir antes que ellos... no quiero causarles ni siquiera ese dolor, aunque claro, les he causado muchos dolores de cabeza...

Aveces la percepción protege del dolor y encierra a las personas como las espinas protegen a las rosas; creo que fueron diseñadas para aparentar miedo, porque realmente lo que pueden provocar es un sútil dolor... la única arma de una rosa, que creo fue diseñada para ser y provocar vulnerabilidad. Pero esa percepción con miedo no permite que lleguemos a la percepción de la realidad que es la flor en botón... una forma, un color, un aroma... es un regalo para hacer sonreir, nada más. Pero la magia del regalo no depende de la rosa o de la realidad... depende de tí, tus sentidos y tu percepción... no importa si eres hombre o mujer, tu preferencia sexual, el entretenimiento o el arte que prefieres... las rosas no representan o reflejan la personalidad de nadie.

Hay tantas historias e iconografía que encierran, muestran o se basan en las rosas... tengo el honor de conocer el amor desde mi nacimiento, de conocer verdaderos caballeros, ser hija de una dama... el compromiso conmigo de intentar ser una dama hasta que me muera porque llevo nobleza no sólo en mis venas, está en mi educación y mi cultura... sé que tal vez nunca vuelva a recibir una rosa, o puede pasar que reciba más... no lo sé; con las que han llegado a mi vida es suficiente para sentirme llena... si llegan otras, seré demasiado suertuda.

Me consta que una flor llena todos los sentidos; la vista, el tacto y el olfato principalmente... el gusto lo llena como la saboreas y hay quienes cocinan con pétalos... porque si escuchas, una flor te platica... y le puede dar mucho sentido a tu vida. A mi las rosas me han dicho todo lo que necesitaba saber de la mía y renunciar completamente a las espinas... ya no me defiendo ni me protejo de mi misma... no lo necesito.

Llegué a pensar que aquel señor era pervertido, que el jóven quería vender más libros, que mi padre no me amaba, que mi madre me descuidaba, que no nací con talentos únicos o la inteligencia de mis hermanos, que debí ser bailarina, que he decidido mal o que no soy buena para las relaciones románticas... incluso he pensado que nunca sabré lo que se siente que te ame incondicionalmente una pareja y muchos han pensado que no me comporto como dama... eso no es magia, son sólo ideas basadas en miedo... tengo mucho miedo que sí necesito.

Sólo puedo recomendar que si recibes o regalas una flor, no importa su color, no importa el día, no importa quien... disfruta el detalle, su belleza y su perfume... y dale un significado en tu vida; no permitas hacer tu corazón áspero o brusco sólo porque tienes una que otra espina. Permítete regalarlas y permítete recibirlas... son sólo un detalle más en la naturaleza... en la humanidad... y en tú vida... creéme, las rosas llevan más amor como simbolismo, pero cualquier flor nos regala más magia de la que te imaginas.

Las rosas y el amor verdadero me han hecho sentir una persona especial muchas veces... no me interesa la magia que manipula... me interesa la magia que hay en el mundo... incluyendo la magia de las rosas; provoca ternura y gentileza... sentimientos que creo sólo conmueven a las damas y a los caballeros, a la gente noble... no es en valde que grandes autores, organizaciones y personas las hagamos inmortales... mínimo en nuestro corazón.

Tal vez soy muy cursi... me han enseñado y he aprendido a valorar la magia... la de los sentimientos reales... incluso el orgullo de nacer el día de las rosas.

3 comentarios:

mario dijo...

Este cuanto lo tienes que mover a "Chidos Cuentos" chatita

SandraSiLaHace, Tany, San, Sandriux... dijo...

Gracias chato!!! No sabes como traia las ganas de escribir esto... neta thanks!!! LOVE U

mario dijo...

I LOVE U chatita!