julio 11, 2010

Eclipse Total del Corazón y la Mente

Pus hace unos años, misma fecha pero de 1991 hubo un eclipse total... Recuerdo que estaba en casa, un departamento céntrico en la Ciudad de México, con mis hermanos y más amig@s de la infancia, eran vacaciones de verano y no pasaba del medio día.

Habíamos prendido la TV pa´seguir la transmisión; la recomendación de los cronistas era que no miraras directamente al eclipse y que esperaras hasta su indicación pa´ poder ver el anillo de luz sin peligro de quedarte cegatón.

Total que estábamos en bola, con fritangas y carcajadas a la espera... En la TV se veía el dramático acercamiento de la Luna hacia el Sol; cuando llegó el momento, se oscureció el cielo, nuestro gato se escondió bajo la mesa, entre exclamaciones esperábamos con ansia que el locutor diera luz verde mientras el día se hacía de noche... Al pitazo y sin pensarlo, corrimos hacia la azotea del edificio, emocionados a cada escalón por llegar a ver en el cielo y de propia fuente un fenómeno natural magnífico, estrujante hasta el tuétano, paisaje único y realmente estremecedor... Como un sueño de poeta, el clímax de luz y sombra sobre la tierra nos llenaba las pupilas de asombro y de una mística sensación...

Si, ese día inolvidable ha regresado, hoy el mismo fenómeno se repitió en otro lugar del mundo y para otra gente como lo ha hecho desde ese entonces. Otra ocasión que no pude verle pero recuerdo exactamente ese espectáculo celestial.

Hoy camino con el pedazo de eclipse en mis pupilas e intentaré diariamente mantener la sensación de asombro y felicidad de una chavita acompañada de sus carnalit@s: La grandeza del Sol y la Luna se unen para recordarnos que lo imposible no existe... Y yo seguiré intentando hacer de mi vida un Eclipse Total del Corazón y la Mente.

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